
Los cimientos están hechos con ladrillos (tal y como se puede ver en la ilustración) pero no eran visibles en el momento en el que la columna fue erigida. Fue en el siglo XIX cuando se excavó el nivel del Foro hasta el pavimento de la época de Augusto; con ello se descubrieron los cimientos.

Más que una demostración de gratitud hacia el Papa, como en ocasiones ha sido considerada, la estatua era probablemente un símbolo de la soberanía del imperio sobre Roma, que estaba desapareciendo bajo la presión a la que la sometían los lombardos. También era una muestra de gratitud por parte de Smaragdus, que había sido rescatado por Focas de un largo exilio, y estaba en deuda con él por haber recuperado su posición de poder en Rávena.
El monumento fue posteriormente reciclado para sostener una estatua dedicada a Diocleciano. La inscripción original, por su parte, fue borrada para dar lugar a la nueva.
La columna permanece en su sitio. Su posición, aislada y solitaria entre las ruinas, la ha convertido siempre en un punto de referencia en el Foro.
La Columna de Focas, al fondo el Arco de Septimio Severo.
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